El camino trimurtiano de las 8 vías

11.3.06

El cuento de la cebolla (parte I)

" Hace algún tiempo alguien nuevo y sorprendente apareció en aquella triste morada. Llegó como llegan todos: tras arrancado de su hogar por alguien que solo piensa en su propio beneficio, tras ser trasladado a un lugar extraño apiñado con otros de su misma condición, expuesto y vendido al mejor postor... su vida no había sido fácil hasta ese momento.
Sin embargo en ocasiones los sueños se hacen realidad y la esperanza hace brotar cosas maravillosas de nuestros corazones.
Esta era una de esas ocasiones. Desde su pequeño espacio, que compartía pacientemente con otros sabiendo que eran sus semejantes y que habían pasado por lo mismo que ella; vio una luz. Una luz que se colaba por una rendija del techo y que le indicaba la dirección de la libertad.
El sitio era húmedo, pero que le calara en lo más profundo no era importante ya que de vez en cuando gotas de oro líquido se condensaban para su deleite y aplacaban su sed.
El sitio era peligroso, por que en cualquier momento su valedor podía pedirle cuentas y arrancarle todo lo puro que aún guardaba celosamente en su interior.
El sitio era oscuro, pero aquella luz, aquella rendija, era suficiente para hacerla crecer y creer en un futuro prospero y digno lejos de todo lo que había conocido hasta entonces.
Pero ésta era una de esas ocasiones, y aquel que un día la había sentenciado a una muerte segura pudo ver lo maravillosa que era y cuanta vida quedaba en sus acciones. Y esto le alegraba, le alegraba de tal forma que no pudo soportar el día que ella perdió la esperanza, el día que ella se dio por vencidad y acepto su destino, el destino de todos en aquel espacio. Y por eso él decidió darla una oportunidad fuera, donde los sueños se hacen realidad..."

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